sábado, 16 de agosto de 2008

Autoridad y autoritarismo (El peligro de la normativa)

Es común en la escuela santafecina actual encontrarnos con direcciones y directores que pugnan por que vuelvan las amonestaciones, la fila, el orden y hasta varias escuelas de la provincia para el día de la bandera de este año (durante el conflicto campo-gobierno) hicieron desfilar a sus “líneas” de alumnos marcando el paso como una forma de mostrar un camino que se ha perdido en el laissez-faire de un constructivismo que dañó la moral e hizo que el alumno aprenda lo que él quiere porque es significativo y no los conocimientos que precisa (para vivir sometido a las reglas de la normativa), digo yo.

Un ser pensante y libre es peligroso, inmanejable, potencialmente una bomba de tiempo que tenemos dentro de la institución y que tarde o temprano va a estallar dejándonos con todo nuestro enciclopedista saber por el suelo.

Un docente que habla con sus alumnos acerca de sus problemas y los problemas que hacen a la institución en donde se vinculan e interactúan es un peligro que puede contar cosas que los adolescentes “No deben saber”, es más “No pueden saber”. Porque si un alumno se entera de la angustia de un docente y de toda su familia; porque una madre o un padre que coopera con la escuela, le hace la vida imposible, metiéndose en el horario que llega a la escuela y el horario en que se va y con quién se va, si es ético hacer dedo y subirse con cualquiera, etc., etc., etc.; esto desacredita el prestigio de La institución. Estas son cosas que deben resolver los adultos.

¿Desacredita el prestigio de la institución? o de los adultos que no saben cómo solucionar el problema y encuentran la simple solución de tapar, de ocultar, de callar.

Durante los años de la dictadura militar esto era moneda corriente. Y estos mismos Autoritarios del Siglo XXI parece que añoran el rigor. La autoridad les da el derecho a presionar, apretar, para lograr sus fines. Una casa limpia con la basura bajo la alfombra. Tal cual “Los argentinos éramos derecho y humanos” con campos de concentración, tortura, represión, exilio y 30.000 desaparecidos. Tal cuál: desaparecía quien pensaba. No estaba prohibido nada e excepción de PENSAR. “Algo habrá hecho” tal cual. Es el mismo mecanismo el que se pone en marcha para desprestigiar a las personas que amamos la libertad. “Ah, esos melenudos, rockeros, putos” Nos decían antes los militares, profesores y policías. Hoy dicen: Inmaduros, provocadores y desordenados. Enemigos del campo y aliados de al piqueterísmo negrero que vive de los planes.

Volviendo con la palabra que marqué en negrita: La normativa: Si la comparamos con el autoritarismo de Videla y compañía es un sinónimo de lo No subversivo, de lo moral y cívicamente correcto.

Hoy con la normativa se reprime, se burocratiza la educación. Con la normativa se objetivizan expectativas de logros en extensas planificaciones en donde de dos, tres y más maneras el docente debe explicar en un escrito que lo que va a hacer como lo va a hacer y para qué, con la obvia consecuencia de que el hilo se corta por lo más delgado. Provocando el sinsabor del docente, la inseguridad que le otorga el ¿Cómo hacer? El ¡Yo no estudié para esto! ¿Yo no quiero esto!( aunque amo la docencia); favorece el traslado con todas las consecuencias psíquicas y sociales que se producen gracias a la incertidumbre del pensar: ¿No habré salido de Guatemala para meterme en Guatepeor?. La normativa favorece el papeleo fastidiante para todo docente. La normativa favorece el chupamedísmo del reemplazante que se ve sometido a hacer todo lo que le piden para no “perder” el reemplazo. La normativa coarta la libertad de poder irse por las ramas de la demanda del alumno, reduciendo a lo que el alumno puede aportar desde sus propios saberes en la más delicada nada: Es común escuchar “De eso no estamos hablando ahora estamos en la hora matemática”,” Se silba en la hora de música”. En definitiva la normativa es alienante y anticreativa. Autoritaria y avasalladora. La normativa sirve para hacer creer a la sociedad que en la escuela está todo bien, está todo en orden y lo más frustrante en todo esto que la sociedad (Criada bajo las dictaduras y el autoritarismo) piden y exigen esto. Sin darse cuenta que la normativa es un orden ficticio y perjudicial para el docente y el niño que por naturaleza es espontaneo improvisador y libre.

30.000 desaparecidos no bastaron para que los terroristas estatales estén presos. Pero el villero, el marginado, el autohumillado se justifica que inunden las cárceles en un nuevo “Algo habrán hecho” (No importa lo que hicieron si asesinaron a una persona o robaron una gallina para darle de comer a su familia). Hoy Los torturadores están sueltos y la clase media pone rejas, alarmas para defenderse de la pobreza. Y cada vez más pululan las patotas policiales que sirven a la ley por el día y la violan por la noche (La Policía: Pilares de la Normativa llamada Ley).

Estos tiempos son tan peligrosos como aquellos. Amparados bajo la normativa los Dueños De La verdad Educativa propician un peligroso orden que somete y corroe la expresividad, la astucia creativa y motivadora.

Los ideales no se han perdido aún pero contra ellos combaten día a día los burócratas que se disfrazan de empleados del estado para arrojar por la ventana estos pocos años de democracia participativa. Los ideales no se perderán si tomamos conciencia del momento real que hoy vivimos muchos compañeros docentes. Estamos a tiempo y por ser libres y pluralistas tenemos AUTORIDAD.

Elvio Gabriel Bieri (gochi) (Docente de música)